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El envejecimiento trae consigo múltiples desafíos para el organismo, y uno de los más notorios y a menudo ignorados es el deterioro de la salud visual. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 80 % de los casos de discapacidad visual a nivel global se podrían prevenir o tratar con una atención oportuna, un dato especialmente relevante en la población mayor de 60 años.
Con el paso del tiempo, los ojos sufren cambios naturales que afectan su funcionamiento, pero, con cuidados adecuados, es posible mantener una buena calidad visual, incluso en la vejez.
Para entender mejor cómo enfrentar estos retos, Envejeser consultó al doctor Santiago López Ramírez, oftalmólogo de la Sociedad Colombiana de Oftalmología. Además, el especialista compartió recomendaciones clave, errores comunes y señales de alerta que no deben pasarse por alto.
El paso del tiempo y la vista: una relación natural, pero no inevitable
“El envejecimiento ocular no significa necesariamente perder la vista. Es cierto que los ojos cambian con los años, pero perder la visión no debe asumirse como algo normal ni inevitable”, afirma el doctor López. A medida que envejecemos, la producción de lágrimas disminuye, el cristalino se vuelve menos flexible y transparente, y aumenta la probabilidad de desarrollar enfermedades como las cataratas, el glaucoma o la degeneración macular asociada a la edad (DMAE).
“Uno de los errores más comunes que comete la población mayor es resignarse. Me dicen: ‘Doctor, yo ya estoy viejo, es normal que no vea’. Y eso es peligrosísimo. La mayoría de los problemas visuales tienen manejo, algunos incluso son reversibles, como las cataratas”, advierte el especialista.
El chequeo anual: una cita que no se puede postergar
De acuerdo con el oftalmólogo, lo primero y más importante para conservar una buena salud ocular es visitar al especialista al menos una vez al año, incluso si no hay molestias aparentes. “Muchos de los problemas más serios, como el glaucoma, no dan síntomas en las primeras etapas. La persona puede estar perdiendo visión periférica sin darse cuenta hasta que ya es demasiado tarde. Por eso, insisto tanto: hacerse una revisión anual no es una sugerencia, es una necesidad”, recalca López.
El chequeo anual permite detectar problemas como el aumento de la presión intraocular, el deterioro del nervio óptico, la presencia de lesiones en la retina o el inicio de enfermedades degenerativas. Además, ayuda a ajustar las fórmulas ópticas y verificar que los anteojos estén cumpliendo su función correctamente.
El entorno doméstico también juega un papel importante en la salud visual. A medida que la agudeza visual disminuye, se vuelve más difícil leer, distinguir escalones o reconocer caras, especialmente en condiciones de poca luz. “Yo siempre les digo a mis pacientes mayores que inviertan en buena iluminación. No basta con un bombillo débil en el techo. Hay que tener luz directa y uniforme en los espacios donde se lee, se cocina o se camina con frecuencia. Y si se pueden usar bombillos LED de luz blanca, mucho mejor”, recomienda el especialista.
Del mismo modo, López destaca el valor de aumentar el contraste entre superficies para evitar caídas. “Poner cinta adhesiva de color en los bordes de los escalones, usar platos oscuros para servir alimentos claros y viceversa, o colocar alfombras que contrasten con el suelo puede marcar una gran diferencia”, señala.
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Alimentación: un aliado silencioso de la visión
Otro factor determinante en el cuidado visual durante la vejez es la alimentación. Según el doctor López, “los ojos no están aislados del resto del cuerpo. Una dieta rica en antioxidantes, vitaminas A, C y E, además de zinc y ácidos grasos omega-3, contribuye enormemente a preservar la función visual”.
Los alimentos más recomendados son las verduras de hoja verde, como la espinaca y la col rizada; las frutas cítricas, como la naranja; el pescado azul, como el salmón; los frutos secos, especialmente las nueces; y los huevos. “Yo siempre recomiendo el consumo de zanahoria, pero no como solución mágica, sino como parte de una alimentación variada y balanceada”, aclara López.
Controlar enfermedades sistémicas: más visión de futuro
Muchas patologías que afectan los ojos no se originan en los propios ojos, sino en otras condiciones médicas. “La diabetes y la hipertensión son dos enemigos silenciosos de la visión. La retinopatía diabética y la retinopatía hipertensiva causan miles de casos de ceguera evitable cada año. Por eso, los adultos mayores deben controlar sus enfermedades crónicas de forma estricta”, explica el médico.
Además, advierte que, incluso con buenos hábitos, “una persona con glucosa descontrolada no puede esperar tener una buena salud ocular. El azúcar elevada daña los vasos sanguíneos de la retina, y ese daño, si no se detecta a tiempo, es irreversible”.
La tecnología: un aliado si se usa con prudencia
Hoy en día, muchos adultos mayores se han familiarizado con los celulares, tabletas y computadores. Si bien es positivo para su comunicación y entretenimiento, también conlleva riesgos. “No es que mirar pantallas sea malo per se, pero sí deben tomarse precauciones”, explica López. Entre sus recomendaciones, sugiere seguir la regla del 20-20-20: cada 20 minutos, mirar un objeto a 20 pies (6 metros) de distancia durante al menos 20 segundos. “Eso permite relajar los músculos oculares y evitar el síndrome de fatiga visual digital, que también afecta a los mayores”, añade.
Además, sugiere configurar los dispositivos con letras más grandes, usar filtros de luz azul o activar el ‘modo lectura’ durante las noches. “No hay por qué renunciar a la tecnología, pero sí hay que adaptarla a las necesidades visuales de cada quien”, recalca.
Consejos para cuidar la salud visual en la tercera edad
Aunque poco mencionado, el ejercicio físico también aporta beneficios a la salud visual. “La actividad física moderada mejora la circulación sanguínea, reduce la presión intraocular y favorece la oxigenación de los tejidos, incluyendo los oculares. Caminar 30 minutos al día puede ayudar más de lo que la gente imagina”, comenta el doctor.
También aclara que el ejercicio no tiene que ser intenso ni complicado. “Basta con caminar, hacer ejercicios de estiramiento o practicar yoga. Lo importante es moverse, porque el sedentarismo también envejece los ojos”.
Un estudio publicado por el Journal of the American Medical Association – Ophthalmology en 2021 evaluó los factores de riesgo visual en más de 2.000 adultos mayores en Estados Unidos. El informe reveló que los participantes que tenían chequeos visuales regulares, buena alimentación y actividad física mantenían una función visual significativamente mejor, incluso a los 80 años o más.
Además, el estudio encontró una correlación directa entre la visión deteriorada y el aumento del aislamiento social, los trastornos depresivos y las caídas dentro del hogar. “La salud visual no solo se trata de ver. Se trata de vivir con independencia, de mantener la autoestima, de seguir disfrutando de lo que nos rodea”, concluyó la investigación.
La tercera edad no tiene por qué ser sinónimo de oscuridad ni de resignación visual. Con hábitos simples pero sostenidos, una dieta adecuada, revisiones periódicas y el acompañamiento médico necesario, es posible mantener una buena salud ocular hasta etapas avanzadas de la vida.
Como lo resume el doctor López : “No hay edad para cuidar los ojos. Pero sí hay muchas excusas para no hacerlo. Mi consejo es claro: deje de justificarse y empiece a cuidarse. Su vista se lo agradecerá”.
